Serie Transparencia Organizacional – Parte 9
El desarrollo organizacional de cualquier compañía que implique un crecimiento progresivo de los activos en su patrimonio económico, depende en gran medida de la fuerza de su talento humano, que se articule en las esferas de un clima facilitador de motivación, sentido de pertenencia, honestidad y amor por lo que se hace.
Todos estos factores, intrínsecos e inherentes al ser humano, cuando son estimulados desde las políticas propias de la organización, se convierten en elementos profilácticos que minimizan la aparición de aspectos negativos en el empleado tales como: bajo desempeño laboral, ausentismo, incapacidades excesivas, desmotivación, fraude y corrupción, entre otros.
Los últimos estudios económicos en América Latina sobre el fraude y la corrupción empresarial dan cuenta del aumento progresivo de estos fenómenos en todos los países y especialmente en el nuestro, situación que viene agravando el decremento fiscal general y de incontables organizaciones que deben enfrentar las funestas consecuencias de tales delitos, desestabilizando su continuidad.
Por lo anterior, la propuesta es mantener y reforzar los controles internos y externos con los que cuentan las empresas, y además continuar fortaleciendo el factor humano como eje fundamental de su desarrollo, buscando siempre elevar e incentivar la calidad ética de los individuos, motivados a encontrar en la vida laboral, no solo un proveedor económico para la familia, sino también a que encuentren en su empresa un generador externo que les provea riqueza interior, crecimiento personal y un motivo digno para vivir armoniosamente consigo mismo y con los demás.